Con un toque especial de limón, el mejor pollo al ajillo que hayas probado en la vida. Y tan sencillo de preparar... ¿Te animas?
Staff de Recetas con Gusto
Para hacer el pollo al ajillo, primero prepararemos las patatas: las pelamos y las lavamos bien con agua.
Después, las troceamos en dados grandes , les echamos sal y en una sartén con aceite de oliva (el suficiente como para que queden cubiertas), las freímos a fuego medio-bajo.Mientras se fríen, prepararemos el pollo.
Para ello lo cortamos en trozos pequeños, le echamos sal y pimienta y lo removemos bien para que los trozos de pollo queden bien salpimentados.
En una olla grande (en la que quepan bien los trozos de pollo sin que estén unos encima de otros), echamos un chorrito de aceite de oliva y cuando esté caliente, ponemos los trozos de pollo.
A fuego medio dejamos que el pollo se vaya dorando.
Pelamos los ajos y los troceamos en láminas. Es recomendable no cortarlos en trozos muy pequeños ya que se nos quemarían en seguida y lo que nos interesa es que se doren.
Los vertemos junto al pollo, removiéndolo todo bien, hasta que veamos que están dorados.
Una vez estén los ajos y el pollo dorados, echamos el zumo de medio limón por encima, y lo removemos bien.
El limón le dará al pollo un sabor especial.
A continuación vertemos una copita de vino. Nos sirve tanto el vino de Jerez como vino añejo.
Removemos todo y dejamos reposar a fuego bajo hasta que veamos que el vino se ha reducido.
Es entonces cuando sacamos las patatas de la sartén, las escurrimos para que no nos queden aceitosas y las añadimos al pollo (las patatas también podemos servirlas por separado, sin haberlas mezclado con el pollo).
Removemos de nuevo y por último, cortamos perejil, lo picamos bien y lo echamos a la olla que contiene el pollo.
Volvemos a remover dándole un último toque al fuego y ya tenemos listo nuestro pollo al ajillo.