Rico rico pastel de pescado! fácil, delicoso y nutritivo.
Staff de Recetas con Gusto
La elaboración del pastel de pescado es bastante sencilla. Para ello, utilizaremos un kilogramo de pescado de roca entero, que puede ser entre otros salmonete o cabracho. Podemos hacerlo con cualquier pescado. Primeramente preparamos las verduras: pelamos las cebollas y el tomate y ponemos agua a calentar en una olla.
Cuando está hirviendo añadimos una cebolla cortada por la mitad, el tomate y un poco de sal. Dejamos hervir durante unos minutos y añadimos el pescado, manteniéndolo a fuego medio durante 10 minutos.
De esta forma, preparamos el caldo.Apagamos el fuego y sacamos el pescado, reservándolo en un plato. Una vez está frio, lo limpiamos bien. Esto requiere algo de tiempo ya que tenemos que quitarle la piel y todas las espinas que pueda tener, poniendo la carne limpia en un plato.
En una sartén vertemos un chorro de aceite de oliva y cuando esté caliente añadimos la cebolla bien picada, una cucharada de pimentón dulce, media cucharada de pimentón picante y removemos bien. A continuación, agregamos un cucharón del caldo que habíamos preparado anteriormente, removemos bien todos los ingredientes y dejamos que reduzca, reservándolo después.
Cuando tanto el pescado como el sofrito están totalmente fríos, introducimos en un vaso de batidora el pescado, el sofrito, dos huevos batidos, nata líquida, un poco de sal y batimos con contundencia.Para hacer el pastel de pescado necesitamos un molde de bizcocho o tartas.
Untamos tanto la base como los laterales con mantequilla para que no se nos pegue (si queremos podemos echar un poco de harina sobre la mantequilla y retirar la sobrante), y añadimos la masa de pescado.
Precalentamos el horno a 180ºC y cuando esté caliente introducimos el pescado durante 40 minutos, cociéndolo al baño maría.Pasado este tiempo, pinchamos con un palillo o cuchillo y si éste sale limpio, tendremos el pastel hecho, de lo contrario, significará que está un poco crudo y debe permanecer más tiempo en el horno.Lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar. Es importante no sacarlo del molde hasta que no esté totalmente frio ya que de lo contrario se nos desmoronaría.
Una vez frio y desmoldado, lo cortamos y lo servimos junto a una ensalada fresca y un poco de mahonesa, incluso con unas gambas o huevo duro.